Estamos de acuerdo en que no es una exclusiva ni nada, llámame malpensado, pero... ¿no es casualidad la declaración, con el libro que va a salir suyo de él a la venta en ná y menos? ¡Viva aprovechar ocasiones para conseguir pasta!
Por otro lado...
Bienvenidos a la nave del misterio, hoy, en Cuarta Paranoia os presentamos tres cosas: lo cutres y raritos que es el programa, y también, la leyenda de... la niña de la mermelada.
Hace relativamente mucho tiempo, en una cadena en la que ya por esas fechas ya estaban emitiendo Los Simpsons, Isabel Gemio nos oculta muy gordo...
-Noia: ¡Pues si quieres ver algo gordo baja que hay sorpresa!
¡Cállate! Que estoy contando una historia.
A lo que iba, Isabel, la única presentadora de tv y radio en la que todos los programas son pastelosos (Cita a las cinco, Lo que necesitas es amor, Hay una carta para ti, Te doy mi palabra...) No apto para diabéticos, por supuesto.
Ella, que se creía la diva (y sigue todavía) emitía el programa ¡Sorpresa, sorpresa!
En esta ocasión, Ricky Martin, que se escondía en un armario (porque es gay y por una sorpresa que le iba a dar a ala niña) vio algo más inquietante que sus canciones.
La niña, de 12 o 13 años, fue a la cocina, con la mermelada, se lo untó en la vagina, para que esté de estar reseca o porque está como una puta cabra. Lo primero concuerda con lo segundo.
Cuando volvió a su cuarto, su perro, le chupó y lamió sus zonas íntimas, el clítoris, la vulva...
¡Ohhhhhhh! ¡Ohhhhh!
Noia: -¡Que estoy cenando, joputa!
Gracias por el halago. Continuemos: Las malas lenguas dicen que Ricky Martin le iba a pedir un poco de mermelada para que se lo untara por el glande. Pero prefirió ver aquellas zoofílica escena.
Noia: -¡Aacabáramos! ¡Ahora concuerda todo! ¡Por eso Ricky Martin se quedó en el armario y no ha salido todavía!
El director de Antena 3, desde ese momento, pensó la posibilidad de poner Los Simpsons también en aquella franja horaria. Pero.. todo es una leyenda. Aunque, desde aquí, queremos puntualizar que no fue Ricky Martin quien lo estba viendo todo por el armario, sino...
¡El asesino original!
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